Había ahorrado casi todo el año para un viaje a Europa que incluía unos días en la Semana de la Moda de Milán, una semana en el salón de la Moda de Paris y finalmente unos días en casa de una amiga en Madrid, desde donde regresaría al Uruguay.
A pesar de tener todos los documentos en regla, no se le permitió abordar el vuelo con destino a Europa al momento de realizar el check-in. El argumento era que en el pasaporte uruguayo figuraba “una nacionalidad” perteneciente a uno de aquellos países que requieren visado para ingresar al espacio Schengen, aún cuando en su documentación consta ser una ciudadana uruguaya.
Este incidente, aislado en apariencias, comenzó a replicarse en forma alarmante, entre amigos y conocidos quienes recibieron “un baño” de realidad al comprender que estaban siendo excluidos de la soberanía de su nación, con los consecuentes perjuicios morales y económicos.
Sin embargo, éste y los subsiguientes episodios permitieron iniciar reclamos legales ante las autoridades competentes a los efectos de recuperar el sagrado principio constitucional de la igualdad ante la ley.